lunes, 1 de diciembre de 2008

Jandrito

Jandrito se puso con mucha fiebre y dolores de huesos. Lo llevamos al Hospital Insular y se pasaron un montón de días haciéndole todo tipo de pruebas, algunas dolorosas y molestas.
En vista de que nadie sabía lo que le pasaba al niño se me ocurrió que podía llamar a Santiago (un primo mío, médico, que trabajaba allí).
Yo vivía prácticamente con Jandrito. Tenía una habitación muy soleada y grande con su cuarto de baño. Yo me duchaba por la mañana y luego me iba a otro baño de los de fuera de la habitación y me ponía “mi pico”. Volvía con Jandrito y charlábamos, paseábamos por los pasillos y veíamos la tele.
Vino Santiago y nada más ver a Jandro que tenía los cachetes siempre rojos, dijo
- Este niño tiene Lupus
Y, efectivamente, eso era lo que tenía Jandrito. En una semana estaba en casa pero con un tratamiento muy fuerte a base de corticoides. Tenía revisiones médicas con mucha frecuencia y, ahora desde la lejanía del pasado, me doy cuenta de que era un niño muy consciente de su enfermedad y de sus citas médicas, la mayoría de las veces era él quien me recordaba a mí las fechas de las revisiones.

Fue pasando el tiempo y cada vez estábamos más enganchados aunque jamás nos pusimos delante de los niños, ellos sabían perfectamente lo que ocurría.

Y por desgracia ocurrió lo que tenía que ocurrir. En una ocasión que me ingresaron en el Hospital Insular para un tema del hígado, me descubrieron que era VIH positivo (Virus de Inmunodeficiencia Humana), más conocido como anticuerpos del SIDA. Recuerdo que cuando se lo estaba contando a mi padre por teléfono desde el Hospital, la gente que me oyó se marchó lo más rápidamente que pudo a otra parte. En aquella época se sabía muy poco o nada del SIDA y la falta de información generaba un estado de pánico en la gente que les hacía salir corriendo pues pensaban que se transmitía por el aire simplemente. Mucho más tarde supimos que sólo lo hacía por la sangre y el semen o secreciones vaginales.

El médico me recomendó hacer analítica a mis hijos para comprobar que no estaban contagiados. Gracias a Dios no era así, podíamos estar tranquilos.
Yo pensaba que Vicente no estaba contagiado tampoco y le dije
- Vicent, mi vida, tú eres un hombre joven y no tienes que sacrificarte por mí. Si decides dejarme, lo comprenderé y así puedes rehacer tu vida con una persona sana.
- me parece que tú estás un poco tonta, Ross, yo te amo y lo que pase contigo lo pasaremos los dos juntos.
Fue maravilloso, en ese momento me sentí muy enamorada y totalmente agradecida.
Besitos a todos/as.

3 comentarios:

Unknown dijo...

Cuando enfermó Jandrito me sentí morir y luego,lógicamente, me hice ilusiones, parece ser que había una especie de vacuna que podría ayudarle. Pero al final, ya sabéis, se marchó. Siempre se van los mejores

Marucha dijo...

recontrarecorcholis !!!!

esta entrada de seguro fue escrita con lagrimas de lo más profundo de tu corazón.

recibe un fuerte abrazo.

Unknown dijo...

Marucha, ya te lo puedes imaginar, es el dolor más intenso que se puede sentir, murió en 1991, te acostumbras con el tiempo pero sigue doliendo como el primer día...
Besito mi niña y lindo fin de semana,