martes, 11 de noviembre de 2008

La vida sigue

Mis padres vendieron el chalet que tenían en Calpe (Alicante) y se vinieron a vivir a Las Palmas, compraron un bonito piso detrás de El Corte Inglés y Vicente, los niños y yo nos fuimos a vivir con ellos. Mis padres tenían una especie de debilidad por mí, supongo que, al ser drogadicta, me veían más desvalida y pensaban que los necesitaba más que los otros hijos.
Vicente y yo seguíamos como siempre, poniéndonos hasta las orejas, Íbamos a pillar a la casa de Lucía (mujer de 50 y tantos), en esa casa todo el mundo vendía papelinas, desde la abuela, Maye (así la llamaban sus nietos, hijos de Lucía), hasta la propia Lucía, pasando por los 7 hijos e hijas que se buscaban todos la vida de la misma forma. Allí conocimos al Mafia (llamado así por sus trapicheos con la droga. Era muy feo pero estaba forrado y tenía mucha droga. Me entollé con él, eso fue otra de las cosas que aún no compendo cómo fui capaz de hacer, lo único que me consuela es pensar que no era yo sino la droga.
Empecé a acompañarlo a todos los sitios, cuando tenía que reunirse con alguien por el mismo tema, yo lo acompañaba. Vicente se lo tomaba a risa y jamás se imaginó lo que había entre el Mafia y yo. Un día decidimos ir a Fuerteventura a llevar cocaína a los contactos que tenía allí el Mafia. Cuando estábamos a punto de embarcar oí una voz que decía:
- Alto, quedan detenidos, desen la vuelta despacio. Yo me giré y me encontré frente a un madero de paisano que rápidamente me puso las esposas me obligó a subir a un coche de esos que llevan cuando no van de uniforme, el Mafia se encontraba también esposado.
- Por favor, tengo muchas ganas de fumar, dije muy amablemente, ¿podrías darme un cigarrillo de mi bolso?
- Te lo doy si me dices dónde guardáis la droga. Me quedé pensativa "en la comisaría me cacheará una mujer policía y me sacará todo"
- vale, pero dame el cigarro ya. Me lo dió y le conté todo.
Cuando llegamos a Comisaría, efectivamente, me cacheó una mujer, Pasamos allí la noche, separados por supuesto, y por la mañana nos llevaron al Juzgado para declarar. Nos decretaron a prisión. Esa misma tarde ingresé en el módulo de mujeres de la cárcel de El Salto del Negro en Las Palmas.
Continuará mañana.
Besos a todos/as

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